Las paredes de mi habitación son de coral de color. Estos organismos vivos y fabulosos deben conservarse y, por lo tanto, no hay que tocarlos. Cada día me complace ver cómo lo veo.
Mi pequeña liria puede sentirse muy molesta cuando se enfrenta a nuevas personas. Aunque es tan divertido y alegre, desaparecerá rápidamente en su concha. He aprendido a respetar su ritmo, y cuando se siente cómodo, participa en nuestros juegos.